La Pascua de Lay, instrumento del amor de Dios para el prójimo
Phnom Penh (AsiaNews)- En ocasión de la Pascua, AsiaNews publica testimonios de sacerdotes y laicos provenientes del continente asiático. A continuación la carta escrita por el p. Mario Ghezzi, misionero del pontificio Instituto Misiones Extranjeras (Pime), de hace 15 años en Camboya.
Lay tiene 17 años (en la foto). Viene del Lago 94, una de las zonas más pobres que haya jamás visto, una periferia del mundo donde no llega ningún tipo de servicio, como el agua, la electricidad, la cloaca, escuelas o pagodas: simplemente nada a 150 familias que las olas más violentas ha tirado allí. Lay no es todavía cristiano, está aprendiendo a conocer a Jesús a través de la pequeña comunidad de Ampau Prey, donde va cada domingo.
Desde hace algunos años, sale del lago 94, gracias a la bondad de Thary, una señora católica, que “ha adoptado” a una treintena de estos olvidados por el mundo, pero no por Dios y los ha llavado a Ampau Prey para poderlos mandar a la escuela. Lay inicia una vida nueva hecha de compromiso cotidiano, cuida su propia persona, de la limpieza del lugar donde vive, de las relaciones interpersonales que hay que cultivar y gestionar, del estudio serio y constante y de una lenta conciencia y gradual de la vida cristiana, del modo de vivir como cristianos.
A un cierto punto descubre que tiene problemas de vista, pero no se atreve a decírselo a Thary, porque ya está recibiendo mucho de parte de ella, tanto respeto no podía esperar de la vida. Por lo tanto decide callarse y ahorrar 5 dólares para comprarse un par de elntes. Pasan algunos meses y logra juntar la fatídica cifra. Parte con su bicicleta y pedalea bajo el sol camboyano por unos 20 km, para llegar a la ciudad de Ta Khmau donde encuentra un óptico disponible. Entra y pide una par de gafas, obviamente los más baratos posibles.
El óptico le responde con una palabra que para Lay habrá sonado como un fracaso insuperable: ¡7 dólares, con menos no se compra nada! Desconsolado sale de lo del óptico, se mira alrededor y ve a un pobre sentado y hambriento. No piensa en el pequeño fracaso que apenas sufrió: pone sus manos en su bolsillo, saca sus 5 dólares y se los da al pobre…
El oculista ve la escena e impactado, llama a Lay de nuevo a su negocio y le regala el par de lentes… Así funciona la lógica de la providencia y de la Resurrección. Esta es la Pascua simple que se realizó y consumó y floreció en la simplicidad de este muchacho y de su gesto de gratuidad; Dios pensó luego cómo recompensarlo. Y ¿Qué habrá movido a este muchacho a hacer ese gesto de gratuidad también al noven óptico que se vio involucrado sin querer en esta Pascua de Resurrección sucedida en su negocio? El testimonio que Dios nos pide dar tiene los tonos y la fuerza de esta simplicidad conmovedora. Tiene los colores de Jesús delante de Pilato y de la multitud, que frente a los gritos y amenazas dice. Mis gafas nos son nada frente al hambre de este pobre.
Este año Lay terminará la escuela media, luego lo enviaremos a Phnom Penh para la secundaria, debe recibir una buena educación porque sueña con ser médico. Esperamos poderlo ayudar porque un médico así en Camboya no se encuentra todos los días.
¡Feliz Pascua para todos!